En el aula de idiomas existen múltiples factores contextuales que
repercuten en el buen desarrollo del conocimiento. Algunos como el geográfico o
el físico son sencillos de ver y varían la forma en la que las lenguas
extranjeras son tenidas en cuenta y desarrolladas. De alguna manera, cada uno
de ellos aplica distintas problemáticas al aula y en un conjunto general
dificultan la integración y enseñanza. Por desgracia, la mayor parte de ellos
no son dependientes ni del profesor ni de los propios alumnos así que lo más
adecuado que se puede hacer es estar informado de estas problemáticas y hacer
de ellas un punto a favor y no en contra.
Personalmente y por mi
propia experiencia uno de los puntos más problemáticos es el contexto temporal.
El hecho de que las horas de las asignaturas estén prefijadas y que además
tengan una duración determinada dificulta la organización y desarrollo de
algunas tareas. El aprendizaje de una lengua extranjera, como todo, es mucho
más efectivo si se convierte en un hábito prácticamente diario. Actualmente, y
debido a que el aprendizaje está integrado en el currículo de un contexto
temporal mucho más amplio como es la educación obligatoria, perjudica
gravemente su asimilación.
Visto desde una
perspectiva más personal la temporalidad del aula ha repercutido directamente
en mi propia enseñanza. Cuando yo empecé a estudiar inglés, estaba en 3º de
Primaria (unos 7/8 años). Por aquel entonces, no teníamos clases de inglés
todos los días y mucho menos asignaturas impartidas en ese idioma que no fuese
la propia lengua extranjera. Como alumna, era difícil asociar los conocimientos
ya adquiridos debido a que a pesar de que la profesora preparaba nuevo
vocabulario/gramática o lo que fuese para esa clase, casi la mitad del tiempo
la pasábamos recordando lo dado anteriormente. En una clase de unos 50 minutos
poco quedaba para ampliar conocimientos y recuerdo que la mayor parte de los
días tenía ejercicios y actividades para casa porque la clase no era
suficiente.
Las soluciones a estos
problemas no son sencillas. Como ya he dicho anteriormente, no es algo que los
profesores directamente o lo alumnos desde su posición puedan arreglar. A pesar
de que las horas de clase de lengua extranjera tienen sus máximos y mínimos
estipulados tanto por el gobierno central como por el autonómico, se podrían
establecer unas normas para su enseñanza. Es decir, desde el centro educativo
se pueden establecer las horas de enseñanza y concretarlas en el horario de tal
manera que se puedan impartir todos los días (o los máximos seguidos) para que
la enseñanza sea lo más continua posible. Además es tarea del profesor
conseguir que algunas de las horas y de los contenidos puedan ser desarrollados
de una forma personal, mismo en casa, para que el contacto con la lengua no se
limite al aula. De esta manera, los 50 minutos aproximados que dure la sesión
puedan aproximarse al máximo a lo nuevo y no limitarse a ser un recordatorio de
todo lo anterior. Finalmente, gracias al nuevo concepto de crear currículos
interdisciplinares, se puede estirar de alguna manera la inclusión de materias
dentro de otras, como puede ser en este caso las lenguas extranjeras (inglés).
Gracias a esto, se pueden integrar nuevos conocimientos en otras materias y
viceversa aumentando de forma significativa el contacto de los estudiantes con
las lenguas por medio de otras asignaturas y aumentando las horas en las que el
alumno dedica al conocimiento de las mismas.
En conclusión, hay
muchas cosas que mejorar dentro del sistema educativo actual. Por una parte,
las lenguas han tomado una mayor importancia en los últimos años que ayuda a
nuestra labor como docentes. Sin embargo aún queda mucho que avanzar y es
importante tener en cuenta dónde se encuentran las mayores dificultades a las
que nos enfrentamos. Los contextos relacionados a las lenguas extranjeras
albergan puntos tanto positivos como negativos para su enseñanza y por ello es
importante que como docentes los analicemos y busquemos nuestras propias soluciones
para saltar estos obstáculos. El mundo globalizado nos ha dado muchas
facilidades para la integración de las lenguas extranjeras en la educación
obligatoria pero también nos ha dejado secuelas que sortear. Como futuros
docentes está en nuestras manos la evolución de esta enseñanza y por ello
considero muy importante que estemos precavidos e informados de la
contextualización de las lenguas extranjeras.
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